Si estuvieras aquí, conmigo, te alegraría saber que no volví a pintar la puerta
Decidí concederte ese espacio
A pesar que ya no me celas
Mi amazona
Anoche soñé contigo
Tu desesperación acústica, nosotros y el eco
solos.
Eras la bestia totémica que ahí soltabas para darme caza.
Yo tambor o vibración diabólica
También bóvido, no macho cabrío
Sino presa y músculos calientes
Y tus dientes acerados, otra luna húmeda y atrapada
Por eso, al despertar, fui al jardín a desenterrar tus cuchillos.
Que fueron mis cuchillos también.
Ya exhumados parecían criaturas dormidas
Imagino, desde el exilio, soplaban arena hacia mi habitación
De ahí el olor ferroso de los últimos meses
Nuestras dagas celestes, ahora musgo salado
Medí sus filos contra el grosor de la puerta
Las once líneas estaban iguales
Y los mangos aún olían a ese perfume que tantas alergias me había causado
El tiempo es una tormenta que no sosiega
Yo te debo un trono o un coto de caza
Lastima que no haya Dios ni justicia
Ahora entiendo:
la creación es la sucesión de un acto destructivo.
(cuadro: Ensor)