domingo, 29 de mayo de 2011

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Primero asegúrate de tener una vida lo suficientemente interesante.
Sino, consigue amigos, emborráchate con ellos; sé Judas, sé Jesús, sé Mahoma, sé Buda (aprende de los mejores), deidifícate, siempre es buen momento para empezar, nadie compra un libro para leer historias endebles (bueno, a veces si); también puedes probar con abandonarlo todo, la soledad es madre de los peores vicios; los vicios te enloquecen y la locura crea, entonces pierde el juicio más a menudo. Mientras tanto, consigue chicas, nunca dejes de hacerlo, de todo tipo, no seas exquisito; tu musa puede estar donde sea; pero ella puede esperar, en cambio la experiencia te hace complejo y simple, además, nadie como ellas para hacerte más sensible. A menos que seas mitómano, cuando escribas se honesto; no mientas, al menos no tanto; escribe sobre lugares que conozcas, y tómate tu tiempo en las descripciones; haz como si pintases eso. Cuando escribas, comienza por donde querías acabar la historia, en primera instancia se instintivo, escarba tu subconsciente, mantente impredecible, recuerda que cada personaje es un planeta, no seas plano ni egocéntrico.
Espero te sirva, aunque a veces también funciona todo lo contrario.


(música: Black Keys - Unknown Brother)

Oración por mi alma

Aunque a primera impresión parezca vital, alegre y optimista, es una treta, una mascara o un uniforme deliberado que me mantiene a distancia de las multitudes. Y no es que tema a las multitudes, a mi es a quien temo. 
Para no perder el color natural, opaco mis entrañas con Winston. Y armo naves grises desde donde parto. En algún lugar hay un sol de girasoles que me aguarda, y una nube de gladiolos y una constelación reservada. Pero últimamente, estas veinticuatro horas, que componen el día, me traen cansado y jodido.
Llevo una noche estrellada (como la de Van Gogh) en el corazón, qué me entorpece y endulza el viaje; llevo conmigo también un suicida que cela el momento, y un hombre justo que me atormenta por las noches. Desde los 11 todos los otoños salgo a mi ventana a saborear el clima. Aún no se me ocurre una muerte deslumbrante, y eso me mantiene vivo. Cuando nací, debí ser dos, o tres; pero no uno. De ahí que a veces no me reconozcan mis conocidos, y se alejen. O peor aún, de ahí que a veces yo no reconozca a mis conocidos, y me aleje.
Soy el cangrejo bicefalo que no solo retrocede, si no cada tres pasos toma el camino contrario. Soy el hombre que nació con el enemigo dentro. Soy el tipo que se despierta a mitad de un acto ajeno.¿Quién soy ahora? Soy la pregunta.
Y no es que sea alguien complejo, simplemente cuando nací, debí ser dos, o tres; no uno; para no ser este trance, en la forzosa obligación de completar estas frases que no me pertenecen, estafando al prójimo ejerciendo la vocación del contrario.
Entiendo como nadie el absurdo de la vida, la patraña de nuestras invenciones, podría explicar la construcción de la sociedad con palabras simples, sin citar a ningún erudito. Pero para mí sigo siendo el tipo que toma la posta cada tanto, la carne de las temporadas.
Lo único que nos concilia es el arte y una muerte forzosamente compartida.
Amén.

 (cuadro: Vincent Van Gogh)

viernes, 20 de mayo de 2011

“¡Escribe, maldito!. ¿Para qué coño más vales?”.
James Joyce

jueves, 19 de mayo de 2011

Empatía con Cronos

El cielo cae como una palma parda
sacas la lengua y el aire se siente dulce y tibio.
Ellas han puesto incienso en los pañales
mientras mordían los calientes culitos.

Estos niños que están dejando cuerpos mutuos
hubieran sido mi padre o mis hijos,
por eso, saben de la fealdad del mundo.

Zumben como estrellitas o colibríes,
entren a vivir en las paredes, si quieren
metan lengua en cuanta flor abierta
pero el mundo es mio
y las ventanas de los pardillos,
o aprendan a trinar, entonces,
pero no me pongan triste.

Yo comprendo al Tiempo
algún día estas criaturas van a matarme
mientras tanto mastico
y me muerden los dientes
es encarnizado
casi sonreiría mi protervia
pero estoy jodido
Cuanto silencio
aquel angelito que apago como vela
se ha comido un pardillo.
Ahora mismo, estoy llorando.

E Isabel grita horrorizada:
¡qué mierda es esto!
Un poema le digo.

(cuadro: William Blake)

domingo, 15 de mayo de 2011

Retrato de Tragedia

Son casi las doce. De la noche caen recuerdos como arañas, y un calor insoportable se prende de la cabeza, poniéndonos más húmedos, más salados. Las estrellas, tus amigas, como Bonzos están escribiendo tu nombre. Las veo girar, y sus carnes desprendidas, hacen nuevas estrellas; y sus corazones suben a otros espacios; como ofrendas amarillas.
Siempre he sido malo con las despedidas. Y tu olor a vino y chocolate, me está matando, mientras aquí en lo táctil el viento sopla retazos tuyos por todas partes, mis manos están rojas y tristes. 
La poesía ha de tener la dinámica de los torbellinos, me dijo Dios antes de hacerse una pepita blanca y sembrarse en la tierra.
El cuarto está más rojo que de costumbre. Y estoy sacándome trozos del corazón por la boca, para hacerte un avión del color del ocaso que riegue tus pechos amanecidos, cada una de mis células quisiera escapar de mi constitución y pegarse en las alas, en la cola, en la cabina de mando; para poder volar hemos de vaciarnos los huesos, prescindir de la mitad nuestros pensamientos. Pero no te olvido. De ahí que la longitud de tu espíritu sea elástica como los brazos de la muerte. De ahí las amanecidas apaciguando ese animal que me hace desconocido. De ahí la frustración y las noches en vela.
Este instante te extraña. Y soy la casa de playa después del Tsunami. Estoy desolado y tu color cae a la tierra como la tarde a los niños. Es tiempo de guardarse, mientras tanto, todos los capullos habitables ya fueron vendidos. Y me esfuerzo por avanzar entre tu retirada, a pesar que sé que me celas, que construyes desde tu castillo verde el momento de la caída. 
¡Bum! 
Te esperaba, pero no estaba preparado.


(cuadro: Andy Warhol)

viernes, 13 de mayo de 2011

Supongo que es el final

Vi el fin del mundo flotando como nube, quizá mancha o dios solar,
mientras tanto tú llamabas el norte y remando nubes, te desvanecías.
Y me declaro culpable. Yo maté esa estrella, yo lamí su tintura,
la hice oscura como el amarillo.
Por entonces yo era el falobelisco, que penetraba tu vientre nebuloso
y oscuro; y te hacía retorcer como lágrima.
Y lamento ser el enemigo,
                lamento ser el icneumónido;
lamento, además, ser ese cementerio que te obligaba a cruzar por las noches.
- Ábreme la puerta, vengo llamando horas. Isabel,
mis cigarros me están contando historias terribles,
y mis orejas saltan la ventana como palomas grises.
- Luis, he inaugurado un mar con tu nombre,
              acaso no te basta.
- Tráete un poco para acá, que los finales me dan una sed barbara.
- Estas jodido huevón, el mundo no gira en torno tuyo.
- Pero vente un poco más acá, que hueles fría, y yo hecho chispas de los ganglios.
Estrella dulce.
Ahora, escena de un ocaso marino.
Voy a romperme el zócalo, para que veas que soy enano.
Voy a arrancarte las manos para que no termines el cuadro
          para regalarte las mías.
                         Te propongo un final infinito
                                     ...




(cuadro: Salvador Dali)

martes, 3 de mayo de 2011

Heroína

yo:  soy un asco
soy como un leproso
apesto
lo siento
me humillo
si quieres
 mayra: yo seré Ben Hur y te sacaré de la fosa de los leprosos