El poema es un conjuro
Ha de tener la quietud de los tifones
Morder como las bombas nucleares
Y demoler como primavera
Es un recipiente de plagas
En consecuencia, una canción dulcísima
Y huirá el universo, cuando el poema se haya ido
“Camisa de fuerza” dicen las estrellas
Porqué el poema es una partera desquiciada
Que concilia en no-lengua
El lenguaje de la madre y el hijo
El poema ha de girar sobre su propio eje
Y construir rascacielos
Y propagar suicidios
Y enamorar muchachas
El poema, para ir, tiene que volver sobre sus pasos
Tiene que latir para ser un incendio
Y tiene que doler, para estar consumado
El poema tiene que venir con cola
Con cómplices, con víctimas
Con heridas y glorias.
El poema es la mano inventándose
Ha de contener más piruetas que el circo
Y ser sobrio como un pelícano
Necesariamente, el poema regurgita en sus hijos
Y les siembra tempestades
Porque el poema canta y la lluvia se hace rio
Donde el poema cae
Cae una bomba
Al poema ha de sangrarle la semilla negra como al ababol
Porque tiene que resumir la simpleza del ilusionista
Y contener la respiración de los arboles
Y mostrarles la muerte a los niños