martes, 26 de abril de 2011

Acá, no estoy

Es difícil hacerse un futuro como escritor; hay que ser constante y paciente. Nunca he sido nada de eso. Por el contrario, me desespero con facilidad y mi constancia es voluble, casi como mis estados de ánimo. Por eso me regodeaba creyendo en el talento y toda esa mierda. Pero me engañaba a mi mismo, tampoco soy talentoso.
Quizá no tenga futuro, aún así me divierte imaginarme como el revolucionario que los cela desde la oscuridad y el silencio esperando el instante del tiro. Pero, esto no es una revolución, ni si quiera hay guerra; peor aún, el enemigo no esta enterado. Bukowski, te equivocaste, hombre, son las tres y veintidós de algún sábado del 2011, estoy cansando de disparar al aire y esta no fue una pelea de peso pesado. Aquel que quiera ser escritor ha de estar bastante jodido, este oficio es para desesperados.
En fin... de qué podría hablar; la noche trae restos de otras noches, como maretazos de navajas y de cada cuchilla sale como una bala el olor de una mujer distinta. Podría servirme, pero no. No siempre se trata de poesía. No siempre tiene que tratarse de mujeres, tampoco. A veces las historias son pequeñas, tristes y patéticas. A veces solo nos sentimos miserables, y quedamos arrinconados, lamiéndonos la sangre como animales heridos. Entonces, abrimos la chaqueta y como un puta vamos mostrando lo que hay adentro... mucho hueso,  poca carne y bastantes heridas.

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