miércoles, 15 de junio de 2011

La otra María

Esa María era la mujer
que nació en llamas
y trajo el sol
en sus manos.
Una grieta roja,
una incisión delicada
la hizo nardo y fluorescente.
Era el cascabel redondo
que pendía de los gatos.
Era el libro caído 
abierto del medio.
Encerrada, era la raíz
tuberosa, aromática,
el ántrax divino
y la resaca.
Por eso se fue volando
y no se hizo humo
sino espora
y no se fue más natural
como sus geranios,
sino grave
y se volvió sintética,
fue el altoparlante de un supermercado.
Yo la vi
registrándose a sí misma,
empaquetada, ya ida y vuelta
su cuerpo
aún no cabía en ella.
Entonces se desbando

Sola era una muchedumbre,

No la volví a ver... pero al menos sí a escribir.

(cuadro: Schiele)

3 comentarios:

Mayita dijo...

En lo particular me parecio bastante fuerte, abrupta. Me gusto mucho =).

Anónimo dijo...

Una entrada muy interesante, poderosa, saludos

Mixha Zizek dijo...

Un poema fuerte, me gusta el ritmo de los versos, me refiero a la cadencia en tu escritura. Excelente, besos

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