miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuando mi peor cuento me salvó la vida.

Han fumigado la casa. Nadie me avisó. Por el contrario, me dejaron dormir sabiendo que estaba en mi cuarto. Probablemente querían acabar conmigo, y el tema con los ácaros era pura bulla. Me levanté pensando actualizar mi blog (pese que nadie lo lee) y algo pesado se sentía en el ambiente del cuarto, además de la música, reconocí un aroma aceitoso que se volvió denso en mi lengua, luego los pulmones comenzaron a picarme.

Cuando bajé el volumen del reproductor escuche pasos y un sonido a chisguete. Abrí la puerta y ahí, frente mio, un tipo negro cargando veneno en algo así como una mochila, su traje era cómico, semejaba un astronauta y disparaba algo parecido a una pistola de agua sobre la puerta de mi cuarto, luego mis pies. Demonios, dije.
Está resuelto: quieren matarme. Todo cobró sentido, incluso la conversación que ayer tuve con papá, cuando le oí hablar de la necesidad de acabar con "esa plaga", y yo mala sangre e iluso asentí; incluso le ayude buscando números telefónicos de exterminadores de plagas en la guía.
Demonios, olía mal y comencé a marearme. Trate de bajar las escaleras torpemente. Me sacaron la uña del dedo gordo del pie derecho hace solo dos días, de modo que caminar me es dificultoso. Casi me resbalé en las escaleras, pero no pasó nada grave, solo me golpeé el dedo herido y grite un poco por el dolor.
Mientras yo trataba de reponerme, el exterminador avisaba por la ventana del segundo piso (contigua a la de mi cuarto), que había terminado su trabajo... que era cuestión de tiempo. Mi viejo esperó al tipo en la puerta con un billete gordo. El trato fue rápido e impecable. Yo todavía intentaba bajar, cuando el carro del tipo negro, un 'station wagon' blanco, arrancó. Mi viejo, que tenía el carro afuera, con la vieja y mi hermanita adentro, también arrancó; sin olvidar cerrar la puerta (como era obvio). Entonces, subí a mi cuarto, olía al demonio, el aire se hacia a cada momento más pesado. Llamé a mi chica, me dijo toma leche. Le agradecí. Pero era un cuarto para la medianoche, la temperatura está bonita, la luna escondida, las luces se ven hermosas. Sería un buen momento para morir, pensé; además sigo siendo intolerante a la lactosa. "Ser o no ser". me complació mi resolución Hamletiana. Y decidí escribir algo para mantenerme en mi cuarto y permanecer distraído. Pero estoy triste, y no porque ahora se que mis viejos quieren acabar conmigo del mismo modo que con los ácaros, si no porque siento que si este fuese mi último cuento me defraudaría a mi mismo. Por primera vez en mi vida... mi mala literatura me salva la vida. En fin, Iré a respirar mejores aires, que este escenario me está matando. Probablemente mañana si los sorprenda.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mejor sigue escribiendo poesía.

AzuL dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Que bueno que hayas vuelto a escribir diciendo "mi chica". =)

abatido pero mirando las estrellas dijo...

Gracias.

Anónimo dijo...

Lo releì, ahora imparcialmente, sin còlera xD

Me gusta, me gusta bastante, punto para ti.


Azul.

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